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El inbound marketing: conecta con tus clientes a través de la empatía

Sobrevivir haciendo lo que se sabe y no con lo que se cree saber

El mundo de las tecnologías ha provocado dos cosas: mayor oferta y mayor infidelidad. Cualquiera, con poca inversión, puede tener su propia tienda virtual. Esto lleva a una sobresaturación de productos y servicios que acaban luchando desesperadamente por hacerse un sitio.

La forma tradicional de llegar rápidamente a la gente, antes y ahora, es la publicidad. Pero las nuevas tecnologías han hecho que se desarrollen novedosas técnicas de marketing. De esta manera han surgido técnicas que son más adecuadas para los tiempos que corren. Este es el caso del inbound marketing: una técnica de marketing que busca conectar con el cliente por medio de la empatía.

Hoy en día la presencia de la publicidad en la vida cotidiana se ha convertido en algo realmente insoportable. Hay tanta publicidad en cualquier medio que la gente directamente la rechaza sin mirar de qué se trata. Hay que hacer un inversión enorme para llegar a la gente.

Un anuncio pequeño ya no es llamativo. Para competir en el mundo de los tiburones publicitarios hay que tener mucho dinero. O, por el contrario, elaborar una estrategia alternativa capaz de conectar mejor con el cliente potencial. Si la gente está harta de tanto banner, hay que llegar a ella de otra manera.

Una estrategia de inbound marketing intenta conectar con el cliente sin necesidad de “lanzarle” nada a la cara. Pero, para llegar a la correcta conexión, hay que saber muy bien del tema. Es mucho más productivo hacer algo o vender algo de un ámbito que se conoce, que intentar inmiscuirse en un terreno totalmente desconocido.

La mayoría de la gente ignora esto, por eso no llegan nunca a conectar con sus clientes ideales y acaban fracasando. Poniendo un ejemplo: si solo se han visto peces en revistas, ¿se puede montar un negocio de anzuelos de pesca? ¿Qué se sabe del mar, de marejadas o de bancos de peces? No hay una experiencia que compartir con los clientes y, lo más importante, no se conocen los problemas reales de los aficionados a la pesca.

¿Esto se puede investigar? Por supuesto que sí, pero con lo rápido que van las cosas, cuanto más tiempo se pueda ahorrar, mucho mejor. Además, es muy posible que, por mucho que se investigue, no se llegue nunca a saber qué o cómo es algo exactamente. La realidad es que la mejor forma de conocer las cosas es vivirlas (o sufrirlas, según se mire).